«Me parece una idea terrible», Álvaro Múnera sobre revivir los mataderos municipales

Estuvimos conversando en DOCTOR PULGAS con el diputado animalista Álvaro Múnera sobre la posibilidad, abierta por el presidente Gustavo Petro, de revivir los mataderos municipales, la situación de los hipopótamos del Magdalena Medio, los primeros 100 días de gobierno de Petro y las promesas de los gobiernos regionales (Antioquia) y municipales (Medellín) sobre el bienestar animal. 

Revivir mataderos, una idea nefasta para los animales

Hace unos días, el Presidente Gustavo Petro manifestó la posibilidad de revivir los mataderos municipales, con el fin de reducir el precio de la carne para el consumidor final. Hecho que para el diputado Álvaro Múnera “sería terrible, espantoso” no solo para los animales que volverían a sufrir grandes maltratos, sino por las implicaciones en términos fiscales. Explica el diputado que, para construir centros de faenado con las condiciones que la ley exige, se necesitan mínimo 15.000 millones de pesos por cada centro, es decir, si se fueran a adecuar 1.000 mataderos en el mismo número de municipios, se estaría hablando de cifras entre 15 y 20 billones de pesos. 

“¿Meterle todo el dinero de la reforma tributaria a crear mataderos? no creo que la sociedad le vaya a avalar ese tipo propuestas” manifiesta el diputado. Adicionalmente, Múnera explica que si el propósito es bajar el precio de la carne, este no sería el camino debido al alto costo que tiene que asumir cada municipio para el sostenimiento de la infraestructura y la logística necesaria en el proceso de sacrificio. Como lo han dicho en diferentes medios los gremios de frigoríficos, la reducción del precio de la carne sólo de un 2%, equivalente al transporte. El valor de la carne para el consumidor final hoy depende más de las exportaciones de ganado en pie, que de la ubicación geográfica de los mataderos. 

Los Barcos de la Muerte

Según el diario económico La República, en Colombia se exportaron 247.171 cabezas de ganado en 2021, lo que representan cerca de 56 mil toneladas de carne. Para abril de este año, las exportaciones ya habían tenido un incremento del 55% con respecto al año anterior, siendo el Medio Oriente el mayor receptor de este ganado. Estas exportaciones se hacen en lo que la comunidad animalista conoce como los Barcos de la Muerte, una práctica que consiste en trasladar al ganado en condiciones deplorables, de pie, hacinados y sin las mínimas condiciones de respeto por su salud física, hasta llegar al lugar de destino, donde son sacrificados. 

Las altas cifras de exportación hacen que la disponibilidad de carne para consumo interno sea muy poca y junto al incremento del dólar, son las razones que el diputado expone para los precios que hoy tiene la carne. Con respecto a los llamados Barcos de la Muerte Múnera manifiesta que es “una propuesta que el mismo Presidente hundió, que había prometido en campaña apoyar era la prohibición de los Barcos de la Muerte, que no la prohibió y se puso del lado de los ganaderos. Resulta que es la que causa la mayor subida de los precios de la carne”.

Promesas Inclumplidas 

Prohibir prácticas como la de los Barcos de la Muerte, las corridas de toros, las peleas de gallos y las corralejas, fue una promesa hecha por el hoy mandatario Gustavo Petro a los animalistas y en de las cuales poco o nada se ha visto en el plan de Gobierno Colombia, potencia Muncial de la Vida. Para el diputado, ni el mandatario ni su bancada en el Congreso han hecho lo necesario para sacar adelante las leyes que así lo determinan. Afirma que “por ausentismo de algunos congresistas del Pacto Histórico, se hundió la prohibición de las corridas de toros en la Cámara de Representantes y ya sacaron, del proyecto que cursa en el Senado, la prohibición de las corralejas. Entonces eso tiene graves consecuencias” pues deja en abierta la posibilidad de una demanda ante la Corte Suprema de Justicia por parte de galleros y taurinos por discriminación. 

“Me parece que es una total irresponsabilidad y me parece populismo e incumplimiento a la palabra el no haber apoyado estos proyectos con su coalición de gobierno que tiene la mayoría”

Temas Nacionales aún pendientes

Al evaluar los primeros 100 días de gobierno de Gustavo Petro, Álvaro Múnera evalúa varios temas, entre ellos la esterilización de los hipopótamos del Magdalena Medio, del cual manifiesta que Cornare ha sido la entidad que ha liderado y asumido los costos de los procedimientos. Se han hecho cerca de 30 esterilizaciones entre quirúrgicas y químicas, “el gobierno nacional no hemos recibido ni un peso, sí recibimos la declaratoria de especie invasora que es un decálogo de justificación para la matanza”. Pero desde el Gobierno Nacional no ha habido ayudas de momento.

Otro tema pendiente que recalca el diputado es el presupuesto para la Política Pública Nacional de Protección Animal que no quedó en el Presupuesto General de la Nación para el año 2023 y que requiere cerca de 1 billón de pesos al año, para impactar de forma real la problemática de la fauna doméstica en condición de vulnerabilidad en Colombia. 

En Antioquía y Medellín, avanzamos y retrocedemos

En cuanto al desarrollo de las políticas en función de la protección animal de la ciudad de Medellín, Múnera comenta que los avances deben verse en los indicadores, y en ese sentido siendo noviembre de 2022 el programa de esterilización, que es el pilar fundamental de la política pública de bienestar animal no ha empezado, perdiendo la ciudad el liderazgo que se tenía en esta materia nivel nacional. La ciudad tampoco realiza ya intervenciones asistidas con animales y el Centro de Bienestar Animal La Perla es supervisado hoy por políticos y no por técnicos. “Estamos muy mal, muy mal”, concluye el diputado.

En contraste, en la Gobernación de Antioquia se han cumplido todos los indicadores que fueron propuestos en el plan de desarrollo de la administración de Aníbal Gaviria. “Este año, con las 44.000 esterilizaciones que estamos haciendo vamos a llegar a 90.000 y nos faltarían cerca de 30.000 para completar la meta del Plan de Desarrollo”. Adicionalmente ya se tiene aprobado, en primer debate, cerca de $8.000 millones de pesos para programas de zoonosis que “incluyen las centinelas de enfermedades transmisibles por animales, incluye el programa de esterilización, el programa de vacunación, el programa de erradicación de erradicación de vehículos de tracción animal y todo el tema de educación” con esto y otras acciones, el diputado afirma que “vamos a cumplir el plan de desarrollo por los animales”. 

La entrevista completa, realizada por Carlos Andrés Naranjo, director de DOCTOR PULGAS, y el diputado animalista Álvaro Múnera, a continuación:

Ayudar es más que recoger perros

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Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Una mujer le escribe en el muro de Facebook a mi amiga animalista Mónika Cuartas reprochándole por haberle pedido su ayuda para que recibiera un perro que había recogido y no haberla obtenido. Mónika le había ofrecido publicar las fotos y contactarla con posibles adoptantes pero no, para esta joven mi amiga no era más que una pantallera. Éste no es un caso aislado, muchas personas creen que con recoger un perro de la calle y pasarle la responsabilidad a otro, están haciendo una gran obra de caridad.

La historia, y prehistoria, del Homo sapiens con el perro data de poco más de 12 mil años. Una relación de domesticación del lobo para cuidar el territorio, cazar y mantener limpia la aldea de nuestros antepasados mientras los nuevos lobos, que lentamente evolucionaron en perros, se alimentaban y obtenían el cuidado de la horda primitiva de humanos. Luego vinieron las diferentes razas que fueron cultivadas de acuerdo a los requerimientos de los humanos, pero eso es un tema más reciente.

Debido a esta relación de antaño entre unos y otros es que tenemos en nuestros genes un fuerte lazo que nos conecta, al punto de hacer del hombre el hábitat del perro y del perro el compañero más leal del hombre, de modo que cuando vemos un antepasado del lobo, la mayoría de nosotros siente algo adentro que se solidariza con este compañero de manada y busca ayudarlo. Lo que no nos dicen los genes es cómo hacerlo.

Este sentimiento de solidaridad es ignorado por muchos y en los que no, suele transformarse en culpa, remordimiento y hasta rabia por no poder hacer algo al respecto. Ahora vivimos en espacios reducidos alejados de la estepa o el bosque primitivo y no es fácil conjugar 60 metros cuadrados con un pastor alemán o un labrador. Homines sapientes y canes viviendo en apartamentos, sin ejercicio, sin disciplina y con porcelanas chinas, suelen acabar en conflictos y abandonos.

Los perros llegan con nosotros a las urbes y se reproducen, como lo dicta la evolución, pero ya no encuentran a esa horda primitiva que los acoja. Así que se hace necesario intervenir artificialmente la situación por medio esterilizaciones masivas y albergues oficiales. Desafortunadamente en la mayoría de municipios colombianos no se destinan recursos para el bienestar animal (¡Que se puede esperar si los del bienestar infantil tampoco se ven!) por lo que la solución proviene de unas cuantas iniciativas privadas con recursos muy limitados.

Estas iniciativas privadas, como la Fundación Cánelot de mi amiga Mónika Cuartas, están obligadas a tener unos protocolos de acceso muy restringidos si quieren sobrevivir y poder brindar ayuda de verdad. No hacerlo iría en franco detrimento del bienestar y la vida misma de los perros que se albergan y nos dejaría a merced de las iniciativas públicas que, como los hechos lo demuestran, son casi inexistentes y cuando las hay generalmente dejan mucho que desear.

Por supuesto que no está mal querer encontrarle hogar a un perro. El asunto es cómo ayudar sin volver el tema algo espinoso o personal. Si uno quiere ayudar creo que debería destinar parte de los recursos propios, como tiempo y dinero, de forma juiciosa y sistemática para albergues y fundaciones. Si no es posible tener el perro en casa, por lo menos tomarle fotos para ser replicadas en redes y darle agua y comida cada vez que se pueda, pero lo más efectivo realmente sería presionar a las autoridades locales para que destinaran parte de nuestros impuestos a este tema, condicionando nuestros votos a cambio de una políticas públicas en favor del bienestar animal.

Lo otro, aquello de recoger perros y enojarse con otro porque no los reciben no ayudará más que a generar desavenencias, aunque posiblemente tranquilice la propia conciencia. Recuerdo una exnovia que un día me llamó muy angustiada porque había aparecido un perro atropellado cerca de la tienda de su mamá por el Hospital Mental de Bello. Me dijo que fuera a recogerlo y le buscara casa con alguno de mis amigos animalistas, mientras con tono heroico remataba: «¡Que pendejada yo tan involucrada con la naturaleza y los animales!».