Protegiendo especies amenezadas en la Sierra Nevada

La Reserva Natural de las Aves El Dorado ubicada en el noreste de Colombia es el hogar de 11 aves amenazadas a nivel mundial y aumentará su área de conservación gracias al apoyo de ABC con la compra de nuevas tierras. La reciente adquisición consta de dos propiedades con un total de 100 hectáreas (250 acres), alcanzando unos 2400 msnm. Las propiedades serán manejadas por la Fundación ProAves socio de American Bird Conservancy en Colombia.

La propiedad más grande, llamada Vistanieves, se compone de selva subtropical en excelentes condiciones. Esta hace parte de la que fue la finca de Melbourne Carriker, uno de los más grandes naturalistas de Suramérica de principios del siglo XX, y quien vivió y trabajó en Colombia entre 1911 y 1965, año de su muerte. La finca fue establecida en 1917 y M. Carriker crió a su familia en este sitio hasta 1927. Su hijo mayor, el Dr Melbourne “Mel” R. Carriker (1915-2007), se convirtió en un gran biólogo marino y escribió el conocido libro llamado «Vista Nieve: Las aventuras de un notable y verdadero naturalista del siglo XX y su familia en Colombia, América del Sur». La propiedad «Las Antenas» (llamada así por las 30 antenas de radio que han sido ubicados en el pasado – las cuales serán retiradas) incluye 5 hectáreas (12 acres) de matorral regenerado de las tierras altas.

La Reserva de El Dorado y las nuevas propiedades son el hogar de una extraordinaria diversidad de aves con alrededor de 300 especies registradas, incluyendo tres especies – Pyrrhura viridicata, Campylopterus phainopeplus, Myiotheretes pernix – que se encuentran En Peligro de extinción según los criterios de la UICN-Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y esta área es uno de los sitios más importantes para las mismas especies. La presencia de estas especies identifica a la reserva como un sitio de la Alianza para la Cero Extinción (AZE), y se encuentra entre los sitios de más alta prioridad en el mundo para conservar. Entre otras aves amenazadas protegidas en la reserva están: Odontophorus atrifrons, Spizaetus isidori, Megascops gilesi, Anthocephala floriceps, Synallaxis fuscorufa, Grallaria bangsi, Dendroica caerulea y Basileuterus conspicillatus.

La Reserva El Dorado se encuentra dentro de un área que abarca unas 6000 hectáreas de bosques subtropicales a montanos y pastizales en una cuchilla aislada en el noroeste del macizo de la Sierra Nevada de Santa Marta. Este filo angosto y expuesto es un sitio clave para la captura de los vientos húmedos en una región más bien seca, y alimenta dos cuencas principales que abastecen a más de 800.000 personas en la ciudad y complejos turísticos de Santa Marta.

Sólo 19,5% de la Cuchilla de San Lorenzo está protegida, principalmente por la Reserva Natural de las Aves El Dorado, la cual es manejada por la Fundación ProAves, con el apoyo de ABC y World Land Trust – US. La reserva fue creada en 2005, y desde entonces, propiedades estratégicas adyacentes han sido adquiridas, totalizando actualmente 800 hectáreas para toda el área protegida.

Fuente: Proaves.org

Pichón guacamayo tiene tristes a sus padres

Por: Frida Bergsten y Beatriz María Arango

Una historia de dolor y esperanza. Una mamá, un papá y un pichón. Una familia de guacamayos en El Poblado. ¿Raro? Sí, pero es Medellín y acá todo es posible.

Fue este lunes cuando los habitantes de una unidad en El Poblado se asombraron por una visita muy especial, colorida y hermosa: unos guacamayos.

«Ahí estaban los padres en un árbol al lado de la portería, pero el pichoncito se enredó en un bambú, al frente. Seguramente estaba haciendo su primer vuelo», dijo una empleada de la unidad.

Al ratito llegó la Policía Ambiental, pero cuando trataron de bajar al recién nacido, casi igual de grande que los padres, se les cayó y se lesionó. En una cajita de cartón, el «bebecito» pasó la noche, abajo del árbol, donde los padres se acurrucaban y le trataban de dar comida.

Por la lesión, el pichón fue recogido por una veterinaria. El dolor de la pareja, unos guacamayos tricolores que fácilmente se pueden confundir con la bandera de Colombia, fue enorme. Quedaron sin pichón y completamente despechados. Llorando y protestando, ¿dónde está nuestro pichón?, ¿quién se lo llevó?

¿Raro?… No, así sería la reacción de cualesquier padres, humanos o animales.

Desde el lunes, cuando ocurrió la triste noticia, mamá y papá guacamayos han vuelto todos los días a la unidad. Madrugan y llegan alrededor de las 5.30, se quedan un poco, lloran, se «abrazan» y luego se van y visitan las otras torres y árboles de El Poblado, pero al final siempre regresan al mismo sitio, en donde se les «perdió» el bebé. Siempre con lamentos y con la misma esperanza de encontrar a su pichón adorado. Una imagen que ha conmovido a todos.

A salvo
En este momento, el pichoncito se encuentra en el CAV -Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre- del Área Metropolitana (en Barbosa), donde lo revisan especialistas.

Qué alegre sería trasmitirles a los padres guacamayos que su pichón está a salvo, en las mejores manos para, por lo menos, disminuir su llanto y desconsuelo.

Alejandro González Valencia, subdirector Ambiental del Área Metropolitana, cuenta que, «el animal está en tratamiento y observación, bajo la lupa del grupo de profesionales y se espera que en corto tiempo pueda ser integrado al grupo de animales en las plataformas de reubicación». Esto con apoyo del Ciffa -Comité Interinstitucional de Fauna y Flora de Antioquia-.

Un guacamayo que nace en medio de árboles y edificios de una ciudad es igual de extraño que una palmera en Noruega o un elefante en Estonia. Medellín es único en el mundo con esto, con el hecho de poder disfrutar de hermosos animales como los guacamayos y los loros, conviviendo con los humanos en medio de edificios.

Esta ave no se reproduce en cautiverio y además es monógama, es decir, una vez escoge su pareja, permanece junto a ella toda la vida.

José Bernardo Barreiro Luna, comunicador social del Parque Zoológico Santa Fe, de la Sociedad de Mejoras Públicas, cuenta que «en 1998 se instalaron unos nidos en madera en el Zoológico y se liberó un grupo de guacamayos y loros para que se reprodujeran».

El experimento tuvo mucho éxito y por eso hay tantas guacamayas en Medellín.

«Es increíble el amor tan grande que les tienen en Medellín a las loras y a los guacamayos, los cuidan como tesoros. Y si queremos seguir teniéndolos en la ciudad hay que sembrar más palmeras, que es donde se suelen reproducir», cuenta José Bernardo Barreiro.

Una historia sorprendente que habla de ese Medellín único, en donde hasta una familia de guacamayos lucha con la esperanza de estar de nuevo con su pichón y que invita a que la gente siga cuidando estas especies, pues sólo así jamás se irán y los habitantes podrán disfrutar de sus coloridos y exóticos plumajes.

Fuente: Elcolombiano.com

Nueva Tangara descubierta en Colombia

Se descubrió una nueva subespecie de Tangara en Colombia. Se encontró por primera vez en el 2005 en la Serranía de los Yariguíes, cerca de la Reserva Natural de Las Aves de la Fundación ProAves Reinita Cielo Azul.

Sin embargo, no fue sino hasta esta semana que el trabajo científico formal que describe la nueva subespecie fue publicado. La nueva Tangara es una subespecie de Tangara Lacrimosa, y su nombre científico es Anisognathus lacrymosus yariguierum. Fue descubierta y descrita por Thomas Donegan y Jorge Enrique Avendaño, quienes la encontraron durante las exploraciones biológicas, apoyadas por ProAves, en la Serranía de los Yariguíes. La descripción se publicó formalmente la semana pasada en la revista científica Bulletin of the British Ornithologists’ Club

La nueva subespecie es un pájaro hermoso, con las partes inferiores amarillo brillante, alas azules y «lágrimas» por debajo de sus ojos. Se diferencia notablemente de otras poblaciones de la cordillera oriental de Colombia porque su espalda y corona son más oscuras. El nombre yariguierum se refiere a la Serranía de los Yariguíes, donde se encuentra la especie, que a su vez es el nombre de un grupo indígena que pereció durante el período colonial español.

El descubrimiento de una nueva ave es muy emocionante para los ornitólogos, pero el descubrimiento de una nueva Tangara es de especial importancia. Las Tangaras son las aves más coloridas, hermosas y visibles. Eran, con frecuencia, objetivo de los coleccionistas de aves en el siglo XIX, y la mayoría se ha descrito y descubierto en el último siglo.

Todavía, el día de hoy, es posible encontrar nuevas especies y subespecies de aves de familias cripticas como el tapaculos y el tororoies, pero es sorprendente que los ornitólogos en el 2010 pudieran encontrar una nueva subespecie de Tangara.

Esta población en particular, había pasado desapercibida ya que se limita a lugares aislados y páramos prácticamente inaccesibles por encima de los 2900 m de altitud, y a vegetación a lo largo de pendientes pronunciadas por encima de 2450 m. Se encontró por primera vez en la parte alta de la Serranía de los Yariguíes en un área accesible sólo por helicóptero; la última vez que se describió una subespecie nueva de Tangara fue hace más de 15 años, en 1994, cuando Aveledo y Pérez publicaron detalles de una población de la Tangara Berilina en las montañas costeras de Venezuela descrita como Tangara nigroviridis lozanoana. Sin embargo, no se ha realizado ningún descubrimiento basado en trabajo de campo exploratorio de este grupo desde 1980.

Esta es la quinta nueva subespecie de aves descubierta durante las expediciones en las montañas Yariguíes. Así mismo, dos nuevas especies de mariposas han sido descritas por Blanca Huertas y sus colegas. Un gran número de especies de aves en peligro de extinción también se encuentran en la Serranía de los Yariguíes, incluyendo la Perdiz Santandereana y el Tordo Montañero. Como resultado, dichas montañas fueron declaradas, en el 2005, como Parque Natural Nacional con 78.837 hectáreas en 2005 y ProAves estableció dos reservas naturales de 2081 hectáreas adyacentes al Parque Nacional para proteger a estas y otras especies.

Fuente: ProAves