La masturbación canina o los perros que intentan follar todo el tiempo


Para algunos propietarios descubrir que su perro se masturba, que simular follar, como dirían en España (humping en inglés), subiéndose en muebles, cojines o montándose a las piernas de los miembros de la familia y los visitantes, puede representar una gran incomodidad. En este artículo abordaremos algunas de sus causas y explicaciones, proponiendo alternativas de afrontamiento e intervención.

Por qué sucede la masturbación

Lo primero que debemos saber es que el origen de este comportamiento es completamente natural y adaptativo. Sin éste, no ser reproduciría la especie. Sin embargo, algunos pueden preguntarse por qué su mascota lo hace sin que haya un miembro de la manada en período de celo. La respuesta es que el celo no es necesario pues el comportamiento también se da como una forma de dominancia.

No importa si el perro es macho o hembra, o si ha sido esterilizado. Incluso los machos castrados todavía puede obtener erecciones y eyacular. El comportamiento sexual no se encuentra determinado exclusivamente por las hormonas que pierde al ser castrado sino que también una parte del cerebro lo controla y estimula este tipo de acciones.

También durante el juego con otros, algunos perros se montarán como una respuesta confusa a la excitación de la actividad. Si esto sucede de vez en cuando, es perfectamente normal, pero si lo hacen cada vez que están jugando con otros cachorros puede estar mostrando un signo de problemas de socialización, ya que el juego no siempre debe implicar jerarquía.

Implicaciones médicas

La mayor parte del tiempo la masturbación, es decir el intentar montarse o follar, es un comportamiento dentro del espectro de la normalidad animal. Sin embargo, hay cuestiones médicas a tener en cuenta. Si el perro lo hace con frecuencia durante el día y muerte y lame permanentemente partes de su cuerpo lo mejor es llevarlo al médico veterinario ya que pueden haber infecciones, incontinencia o alergias.

Modificando el comportamiento

Ya sabemos que este tipo de comportamiento una vez o dos veces al día, no debe ser motivo de alarma ni de modificación. Intentar hacerlo podría perjudicar otras facetas del comportamiento canino. Obviamente si la acción se realiza con extraños o miembros de la familia que se sienten molestos, es mejor alejar al perro del contacto con la visita o utilizar un spray con agua para desestimular la conducta.

Otra opción es encerrar al perro por uno o dos minutos y luego actuar como si nada hubiese sucedido. Si el perro comienza de nuevo a montar, repita el proceso tantas veces como sea necesario. Recuerde que la modificación del comportamiento requiere paciencia y perseverancia para que el animal entienda el mensaje y lo incorpore a su conducta. Si el perro ha sido entrenado, utilizar comandos como Sit o Platz pueden ser una forma fácil y rápida de salir de la situación

Para finalizar, no debemos sin olvidar que el comportamiento debe mirarse en términos globales y no solo reprimiendo una conducta específica, ya que en ocasiones puede estar dándonos pistas sobre otro tipo de problemáticas que debemos considerar. Como sucede en psicología, también en la etología, muchas veces el síntoma es la clave y no el problema.

¿Te ha sucedido algo similar? Coméntanos qué sucedió y si pudiste solucionarlo.

Cómo enseñarle a tu perro a orinar y defecar fuera de casa


Compartir la vida con un perro en las ciudades de hoy, implica adaptación mutua entre perro o gato y humano. En el caso de los gatos el tema de orinar y defecar suele resolverse fácilmente con la caja de arena pero en el caso de los perros el tema de orinar y defecar por fuera de la casa, implica paciencia y dedicación por parte del propietario.

Si el perro es cachorro, el aprendizaje comenzará cerca del quinto o sexto mes. De modo que antes de este tiempo es mejor armarse de trapero, jabón y tolerancia para recoger las heces y secar los orines. Si el tema le produce asco, en algunas tiendas veterinarias venden herramientas para recoger el popo y hasta para secar el pipi y convertirlo en un gel que puede tirarse a la basura.

Si el perro es adulto, es probable que en menos de un mes, aprenda a asociar el paseo con el momento de orinar o defecar. Para ello es necesario establecer una cuidadosa rutina que implica salir a caminar fuera de casa, por lo menos dos veces al día. Una temprano en la mañana y otra ya caída la tarde. Sin esta rutina diaria el perro no aprenderá a esperar para hacer sus necesidades. Si quieres orden en tu casa, tendrás que comenzar por ofrecérselo a tu perro.

Las mascotas que viven encerradas y sus propietarios no tienen tiempo para sacarlas, tienen el trabajo cuesta arriba pues no sólo es difícil para la mascota asociar algún momento para hacer pipi o popo, sino que también es posible que aparezcan otros problemas comportamentales por falta de ejercicio y socialización. Algunas razas de perros necesitan salir más que otras pero todas lo necesitan.

Si ese es tu caso, debes tratar de recoger los desechos de tu perro con algún implemento que guarde el olor, como un papel, y colocarlo allí donde deseas que tu perro continúe evacuando su vejiga y su intestino. Procura tener paciencia y saber que no produce ningún efecto regañar a tu perro por defecar u orinar en otro sitio, si el regaño no es de forma inmediata. Tu rabia solo incentiva el temor del perro, haciendo posible otros problemas de conducta.

Tener un animal de compañía es un tema serio que implica compromiso y mucha paciencia. A diferencia de los niños que van creciendo y aprendiendo cada vez más y se van volviendo más autónomos, aunque algunos adultos realmente no lo parezcan, los perros y los gatos tienen un límite de aprendizaje determinado por sus necesidades evolutivas, diseñadas para acompañarnos hace miles de años en medio de la montaña para cuidarnos de los depredadores.

Así que debes partir del principio de que quien tiene un cerebro más adaptable y capaz de entender las cosas eres tú. No le pidas a tu perro que te entienda, procura entenderlo tú. De esta manera podrás moldear su conducta para que ambos vivan armónicamente sin mayores dificultades y sabiendo que la hora de ir al baño está marcada por el momento en que muestras la traidilla y comienza el paseo en la calle.

Mi perro se orina en la cama ¿Qué puedo hacer?


La conducta de los perros que se hacen pipi en la cama de sus propietarios es cada vez más común y desafortunadamente se debe, en la mayoría de los casos, a la forma inadecuada como el propietario asume la relación con su animal de compañía. Puede ser en la cama de éste o de otros miembros de la familia que el perro micciona y por lo general lo hace cuando la casa esta sola o nadie lo está viendo.

El perro marca con su orina, lo que considera su territorio, es decir, la cama o las camas de los demás integrantes de su manada. Si la cama es doble, en ocasiones el perro orina sólo en uno de los dos lados de la cama, por lo general, el de la persona que el perro asume con menor jerarquía. De ésta forma le demuestra al otro miembro de la pareja, que ese es su espacio.

La costumbre de dejar dormir al perro en la misma cama, como muchos propietarios lo hacen, da una gran sensación de poder al perro, que comienza a tratar de escalar para ser el alfa de la manada. Los perros funcionan en una sociedad muy estricta en la que hay sólo un líder que establece las reglas de convivencia por medio de la fuerza y la defensa a ultranza de su territorio.

De este modo, cuando dejamos que el perro duerma en nuestra cama, o no establecemos una relación de dominancia con él, es posible que se confunda y comience a creer que el líder de la manada no eres tú si no él y en consecuencia comience a adoptar conductas desagradables y poco funcionales para la convivencia humana, como orinar o defecar en las camas.

Para solucionar este tipo de problemas, el perro no sólo no debe dormir en la cama de las personas de la familia, sino que además debe dormir en otra habitación sin subirse a sofás o sillones. Adicionalmente debes establecer una clara relación jerárquica con él para que comprenda que eres tú quien dicta las normas. Para ello también debes comer antes que él, salir por la puerta primero y pasearlo sin que se te adelante todo el tiempo.

El amor no solo implica caricias, también implica responsabilidad y reglas claras que permitan una convivencia sana y ajustada a las comunidades humanas donde habita el animal de compañía. De otro modo, las cosas comenzarán a ponerse tensas entre ambos y el temido maltrato animal y el abandono, comenzarán a rondar el ambiente de nuestras queridas mascotas.

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