La historia de un perro y su amo viajando por el mundo

¿Alguna vez has pensado en viajar por el mundo? Seguro que sí y ¿con tu perro? no parece tan fácil, pero recientemente nos conocimos a Térix y Jonás, un dúo fantástico de perro y humano que han decidido viajar juntos por el mundo a bordo de una motocicleta. Ya han recorrido seis países y cientos de lugares.

La historia es así: Jonás tenía un hostal en Brasil pero cuando llegó la crisis económica barrió con la mayoría de los negocios turísticos, entre ellos el suyo, quien días antes había encontrado a un cachorro, cruce de Beagle, en un restaurante llamado Ásterix, de ahí el nombre que le pondría. Se lo llevó a vivir con él en el hostal y ahora que su negocio quebraba quería irse a realizar el sueño de viajar por el mundo.

Jonás buscó entre algunos amigos si alguien podría cuidárselo un par de años pero las perspectivas no eran buenas, la mayoría no podía y los pocos que se ofrecían preferían adoptarlo. Jonás no quería darlo en adopción, era su mejor amigo. De modo con los pocos reales brasileños que le quedaban decidió comprar una buena motocicleta y adaptarla para que ambos pudieran viajar.

Pero como viajar con un perro implica no poder hacer muchos de los trabajos que habitualmente hacen los viajeros para conseguir dinero, como atender en un restaurante o un bar, fabricó la idea de hacer de Térix un personaje publicitario para promocionar los sitios donde los apoyan bien sea con alimentación, cama o repuestos para la moto.

Fascinados con el valor de estos dos personajes y su idea, decidimos entrevistarlos recientemente en DOCTOR PULGAS en su paso por Colombia. Los invitamos a verla a continuación:

El cielo de los perros

Por: Carlos Andrés Naranjo Sierra
El famoso poeta chileno Pablo Neruda, seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, fue, entre otras cosas, un amante consumado de los canes. Se sabe que en su finca de Michoacán, escribió el poema Un perro ha muerto luego la muerte de uno de sus perros, convirtiéndose en uno de los más famosos escritos para aquellos que despedimos a uno de nuestros amigos peludos.

Dice el poeta que en la mirada de un perro, podemos entender que hay algo en ellos que nunca encontraremos en un humano, pureza, dulzura y lealtad. Los que tenemos perros sabemos exactamente a qué se refería el Nobel de Literatura. En estos días que conmemoro un año de la muerte de Paco, mi labrador dorado, recuerdo su ojo, -sí, su ojo pues había perdido la vista por el otro luego de una agresiva otitis- su cola moviéndose y su danza honesta de un lado hacia otro para saludarme.

Estoy de acuerdo con Neruda cuando dice que los materialistas no creemos en el cielo prometido pero que debe existir algo parecido para nuestros amigos perrunos donde nos esperarán sonriendo con la cola y en el caso de Paco, seguramente con una pelota en la boca. Gracias a la vida por permitirme encontrarle, a él por enseñarme con paciencia a pesar de mis torpezas y por acompañarnos siempre con su alegría.

Un perro ha muerto

Mi perro ha muerto.
Lo enterré en el jardín
junto a una vieja máquina oxidada.

Allí, no más abajo,
ni más arriba,
se juntará conmigo alguna vez.
Ahora él ya se fue con su pelaje,
su mala educación, su nariz fría.
Y yo, materialista que no cree
en el celeste cielo prometido
para ningún humano,
para este perro o para todo perro
creo en el cielo, sí, creo en un cielo
donde yo no entraré, pero él me espera
ondulando su cola de abanico
para que yo al llegar tenga amistades.

Ay no diré la tristeza en la tierra
de no tenerlo más por compañero,
que para mí jamás fue un servidor.

Tuvo hacia mí la amistad de un erizo
que conservaba su soberanía,
la amistad de una estrella independiente
sin más intimidad que la precisa,
sin exageraciones:
no se trepaba sobre mi vestuario
llenándome de pelos o de sarna,
no se frotaba contra mi rodilla
como otros perros obsesos sexuales.
No, mi perro me miraba
dándome la atención que necesito,
la atención necesaria
para hacer comprender a un vanidoso
que siendo perro él,
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada.

Ay cuántas veces quise tener cola
andando junto a él por las orillas
del mar, en el invierno de Isla Negra,
en la gran soledad: arriba el aire
traspasado de pájaros glaciales,
y mi perro brincando, hirsuto, lleno
de voltaje marino en movimiento:
mi perro vagabundo y olfatorio
enarbolando su cola dorada
frente a frente al Océano y su espuma.

Alegre, alegre, alegre
como los perros saben ser felices,
sin nada más, con el absolutismo
de la naturaleza descarada.

No hay adiós a mi perro que se ha muerto.
Y no hay ni hubo mentira entre nosotros.

Ya se fue y lo enterré, y eso era todo.

Pablo Neruda, 1974.

No quiero que mi perro sea agresivo ¿Cómo evito ésto?

Tener un perro implica mucha responsabilidad, no solo de sus cuidados físicos sino también de sus comportamientos. Con frecuencia las personas se preocupan por educar a sus perros de tal forma que la agresividad no haga parte de su comportamiento normal.

Pero hay que tener en cuenta que los caninos son territoriales y agresivos por naturaleza al ser descendientes de los lobos. Aunque estas características estén en sus genes, no quiere decir que no podamos entrenarlo y educarlo para que pueda convivir con otros de su especie y con personas que sean desconocidas.

Como amos es importante evitar que nuestro amigo canino sea un peligro para los demás. Es importante que nuestro perro se acostumbre a la convivencia social, esto se hace mediante caminatas, idas a parques y a lugares donde pueda interactuar con otros animales y personas diferentes a las que conoce. De esta manera el perro aprenderá cómo comportarse ante la presencia de gente y otros perros.

Es importante que desde pequeños tengan claro qué pueden morder y qué no, los perros son depredadores por naturaleza, como ya mencionamos anteriormente, descienden de los lobos, la  mordida es fundamental para ellos. Esto se puede lograr por medio de juguetes y evitar que muerda otros objetos y personas, en caso de que intente hacerlo es necesario que lo corrijamos y centremos su atención de nuevo hacia el juguete. De este modo irá aprendiendo que no todo se puede morder.

Los perros, como todas las criaturas, sienten y responden según el trato que reciben. Un perro que constantemente es maltratado se convertirá en un animal agresivo e histérico.

No olvides cuidar, respetar y tratar bien a tu perro, recuerda que él no te eligió como su amo, pero tú puedes decidir la forma en que lo educas y lo tratas.

Cómo cuidar a tu perro en su vejez

Los perros envejecen mucho más rápido que los humanos, un canino se puede considerar viejo a partir de los 9 años, la forma en la que envejecen depende de varios factores como: la vida que han llevado, los cuidados que han recibido y del tamaño que tengan.

Es frecuente que los perros de razas pequeñas vivan más años que los que son de gran tamaño. Los huesos y articulaciones dejan de funcionar como antes lo hacían, pierden elasticidad, este es uno de los problemas que enfrentan nuestros caninos en su vejez.

Las enfermedades más frecuentes en su envejecimiento son problemas en la columna, perroadultorodillas dislocadas, artrosis, displacia de cadera, etc. Por esto es muy importante tener su peso controlado, cuidarlos del frío y la humedad, evitar excesos en su actividad física, evitar que caminen en pisos de cerámica o de madera, pues estos son lisos y pueden resbalarse fácilmente y tener esguinces y otros accidentes.

Es fundamental que nuestro fiel amigo asista con frecuencia al veterinario, tenga sus vacunas al día al igual que sus desparasitaciones. En caso de que no quiera comer ni levantarse, es importante ir al veterinario lo más pronto posible para que este lo revise y le haga un diagnóstico y, de ser necesario, iniciar una terapia.