Durante años, el movimiento animalista en Colombia ha levantado su voz para exigir respeto, protección real y políticas públicas efectivas para los animales. Hoy, esa lucha encuentra una oportunidad concreta de representación en el Senado con la candidatura de Carlos Naranjo, número 92 por la Coalición Ahora Colombia.
Carlos Naranjo no es un recién llegado a la causa animal. Desde joven ha dedicado su vida al bienestar de los animales, convirtiendo ese compromiso en acciones reales y sostenidas en el tiempo. Como director de DOCTOR PULGAS, un reconocido proyecto de bienestar animal, ha trabajado directamente en la atención, protección y defensa de animales en situación de abandono, demostrando que el amor por los animales también se expresa con gestión, organización y resultados.
Desde su experiencia en el territorio, Naranjo ha sido claro en una crítica que muchos colectivos animalistas comparten: en Colombia las leyes de bienestar animal existen, pero no siempre se cumplen. Para él, el principal problema no ha sido la falta de normas, sino la falta de voluntad política para asignar los recursos económicos necesarios que permitan hacerlas realidad. Sin presupuesto, las leyes se quedan en el papel y los animales siguen desprotegidos.
A lo largo de los años, Carlos Naranjo ha trabajado de la mano con grupos de defensa animal en múltiples regiones del país, entendiendo que la protección animal no es un asunto centralizado, sino una lucha diversa y territorial. Su trabajo conjunto con colectivos en Medellín, Rionegro, La Ceja, El Retiro, Bogotá, Santa Marta y San Andrés le ha permitido conocer de primera mano las distintas problemáticas que enfrentan los animales en contextos urbanos, rurales e insulares.
Esta trayectoria le da una perspectiva amplia y realista de lo que necesita Colombia en materia de bienestar animal: políticas públicas con enfoque territorial, recursos garantizados y una institucionalidad que escuche a quienes llevan años defendiendo la vida desde la base social.
La candidatura de Carlos Naranjo representa la posibilidad de que el movimiento animalista tenga una voz firme y coherente en el Senado, alguien que no solo habla de bienestar animal en campaña, sino que lo ha practicado durante toda su vida. En un país donde los animales siguen esperando justicia, la experiencia, coherencia y compromiso importan.
Porque defender a los animales también es hacer política, y hacerlo con convicción puede marcar la diferencia.
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