Yoko o la vida de un perro amarrado a un cable

Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Es cierto, no soy objetivo con Yoko (tiene el nombre de la esposa de Lennon pero es macho y lo escriben como Yocko). Es mi vecino y lo quiero. Me produce tristeza verlo amarrado a un cable todos los días, de día y de noche, mientras duerme en una casita abierta en el gélido clima de Santa Elena, que en las noches alcanza temperaturas cercanas a los 4°C. Como dice Antoine de Saint-Exupéry en El Principito, nos hacemos responsables de aquello que domesticamos pero en este caso es más este hermoso labrador chocolate el que nos ha domesticado a nosotros; a mi manada conformada por tres hermosos canes y un poco agraciado Homo sapiens.

Lo conocimos hace poco más de un año. Lola y Paco, mis perros, se acercaban a él con curiosidad. Su ternura fue terapéutica para que Paco, que había padecido el mismo suplicio de vivir amarrado, como lo revela una cicatriz en su cuello, se relacionase mejor con otros perros machos. Yoko nunca intentó morder a Paco cuando se le subía en señal de dominancia, ni a Lola que siempre procuraba controlar todos los movimientos de la manada como hembra Alfa que es. Nadie puede moverse sin su autorización.

Yoko sufre con frecuencia de traqueitis, según diagnóstico médico, debido al collar de cuello y al frío de la zona. Adicionalmente mantiene la piel reseca y una alergia permanente que lo obliga a rascarse cada cinco minutos. Hablé con sus amos para que cambiaran su collar por un arnés y mirar si era posible dejarlo dormir dentro de la casa. Así fue hasta que tuvieron un bebé que desarrolló una alergia la cual fue achacada por descarte a nuestro amigo color chocolate. De modo que Yoko debió regresar al cielo abierto de la noche elena.

Sus amos son Juan José y Marcela, primos casados que viven al frente de mi finca. Juan José es un joven con un cargo ejecutivo medio en la Cámara de Comercio del Aburrá Sur. Lo suficientemente medio para tener que salir a trabajar muy temprano en las mañanas y regresar ya entrada la noche, Marcela viaja con él todos los días a ganarse la vida en el departamento contable de una conocida promotora famiempresarial. Así que Yoko se queda solo todo el día a la espera del regreso de ellos. Solo lo sueltan 5 minutos en la mañana y en las noches para que vaya a hacer sus necesidades fisiológicas y luego lo llaman con un silbato.

Les pregunté por qué lo mantenían amarrado y me contaron que se volaba al parque de Santa Elena a pedir comida en los restaurantes. Con mis iniciales conocimientos de etología les recomendé que lo castraran y me ofrecí para sacarlo a pasear con mis perros y darle comida a otras horas menos extremas para procurar que se mantuviera en el mismo sitio. Marcela asintió agradecida pero dijo que a Juan no le gustaba la idea de castrar el perro. Finalmente lo castrarían por el escozor que le producía a Juan verlo subírsele a otros machos.

Abrimos de inmediato un nuevo espacio para Yoko en la manada, saliendo a pasear con él y dándole de la comida de mis perros, ya que después de algunos días de alimentarlo con la comida que dejaban Juan y Marcela, donde la misma Marcela nos indicó, Juan decidió guardarla. Supongo que creía que tomábamos de esa misma comida para Lola y Paco, alterando así sus estrechas finanzas para pagar un nuevo carro. Sin embargo el plan comenzó a funcionar y Yoko disminuyó sus visitas al parque, donde en ocasiones los buses lo lastimaban por atravesarse en la vía.

¿Y dónde esta Yoko? Preguntaba yo a veces al no verlo amarrado. Marcela compungida me contaba que Juan había decidido castigarlo, lo que sucede aún con frecuencia, dejándolo encerrado en una habitación de la casa. Le expliqué que el perro no entendía ese tipo de condicionamiento pero al parecer mucho menos lo entiende Juan. Su formación de hombre de campo se sintoniza con la idea de que para ser hombre es menester ser autoritario, alzar la voz, poner cara tozuda y demostrar que genera subordinación. En este caso con Yoko, que solo puede agachar la cabeza y mover la cola, y su esposa Marcela que abnegadamente respeta sus decisiones.

Esta semana mientras trabajaba en la tarde en mi finca, en la fabulosa compañía de Lola, Tina (una nueva integrante made in Boyacá), Paco, Rocky (una hermosa mezcla de Pastor Alemán y Rottweiler) y por supuesto Yoko, me sobresaltaron los gritos de Juan llamando por teléfono a preguntar quién había soltado su perro. Salí de inmediato y le dije que era yo el responsable. Me increpó diciendo que no volviera a tocar su perro y que dejara de tomarme atribuciones que no me correspondían. Le recordé que había sido Marcela la que nos había autorizado y que ella también era dueña. Supongo que poco le importó. Fue y amarró de nuevo a Yoko que debió pasar de nuevo la noche en compañía de la lluvia.

Ya puse la denuncia ante las autoridades competentes, y aunque no tengo mucha esperanza de que las cosas cambien, por algo se empieza. ¿Que por qué no vamos a rescatar a otros perros que están peor y dejamos de ser metidos? Me increpa la mamá de Juan desde la casa mientras me amenaza con que no puedo volver a pisar la finca de su hijo para darle galletas al perro. Y la verdad es que sí rescatamos a otros perros y gatos en peores situaciones gracias al amor de la Fundación Cánelot y mi amiga Mónika Cuartas, pero en el caso de Yoko no soy objetivo, y no pretendo serlo, es cierto. Ver galería de fotos en Facebook

Cronología del rescate de una gata atrapada en el motor de un carro


Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
10:00 de la mañana del miércoles 25 de septiembre: recibo una llamada en Santa Elena de parte de mi padre. Me cuenta que en el parqueadero del edificio donde viven, hay un gato atrapado en el motor de un carro y no para de llorar, quiere saber si yo puedo llamar a mis amigos animalistas. Le digo que me espere un momento y llamo a Alejandro Gaviria de la Patrulla de Protección Animal. Este a su vez me remite con el Centro de Bienestar Animal La Perla.

10:30: Llamo a a mi papá para contarle que ya contacté a Alejandro y al Centro de Bienestar Animal La Perla. Le cuento el caso a mi amiga Mónika Cuartas de la Fundación Cánelot quien le escribe a Etilvia Vallejo también de La Perla. Quince minutos después me llama el oficial encargado del carro de rescate para informarme que están en otro procedimiento pero que tan pronto terminen se comunican conmigo para coordinar. Toman dirección y teléfonos de la portería del bloque 7 de Suramericana.

11:00: Llamo de nuevo a mi padre y le digo que en el edificio donde viven, trabaja Sandra Arango, la directora de la Revista Con Cola, y que tal vez ella pueda ayudarnos. El portero localiza a Sandra la cual baja con su hermano a tratar de hacer algo por la gata, ya sabemos que es hembra y está preñada. Ponen gato, mecánico, y quitan una llanta del carro pero no logran ayudarla a salir. Parece que una parte del motor la tiene aprisionada desde la noche anterior.

1:00: Llega el carro de rescate del Centro de Bienestar Animal La Perla. No ha sido posible sacar la gata. Revisan y confirman que el animal está sin posibilidades de salir por sus propios medios. Un mecánico tendrá que desbaratar parte de la dirección del carro si la dueña del vehículo lo permite. Mónika Cuartas me llama a preguntar por la gata, le cuento que necesitaremos un mecánico. Ella, que ya subía a atender en nuestra tienda Doctor Pulgas, se devuelve por su mecánico de la Casa Alemana quien conocedor de su labor animalista accede a acompañarla.

2:00: Llega Mónika Cuartas con el mecánico. Comienzan a ver el escenario y no parece fácil, deben desconectar la dirección y unas mangueras para luego volver a ponerlas en su sitio. Ya se encuentran en el parqueadero una docena de personas: los tres funcionarios del municipio, Sandra Arango y su hermano, la propietaria del carro y su esposo, Miriam una empleada del servicio que decidió bajarle leche a la gata, Mónika Cuartas, el mecánico de la Casa Alemana, mi papá y mi mamá.

2:30: Sedan a la gata para evitar que se lastime durante el procedimiento teniendo cuidado de que sea breve la dosis para no afectar los fetos. Comienzan a retirar la dirección del carro. Nos enteramos que la gata habitualmente visita el edificio y es conocida por los vecinos. Debido a su estado de embarazo decidió «hacer nido» en el refugio «seguro» que le brindaba el motor.

3:00: Logran sacar a Motorina (ya tiene nombre la gata) que se encuentra débil pero alza la cabeza para tomar leche. Sandra Arango y Mónika Cuartas la reciben y verifican su estado, el cual es bueno en términos generales. El veterinario del CBA se asegura nuevamente de que el animal no pertenezca a ningún vecino y procede a llevárselo para que lo sometan a evaluación médica. Se vuelve a armar la dirección del carro y se hace vaca entre Mónika Cuartas, mi familia y yo pues la dueña decidió no correr sino con una tercera parte de la mano de obra del mecánico, que consciente del caso decidió cobrar sólo $60.000.

Ayer, 27 de septiembre, nos remitieron el siguiente informe del estado de salud de la gata:

«La paciente ingresó el 24 de septiembre de 2013 en estado de sedación por lo difícil de su rescate. Se toma muestra de sangre para extendido y pruebas  virales (inmunodeficiencia y leucemia felina), las cuales resultaron negativas. Se realizó el protocolo de ingreso, su condición corporal es baja.
Al día siguiente la paciente se encuentra decaída y renuente a comer, se decide pasar a OVH; queda en observación durante el día, su recuperación posquirúrgica es muy buena y se deja conectada con líquidos venosos. Hoy la paciente se recupera satisfactoriamente y a la espera de entregarse en Adopción.
Se decidió hacer la cirugía de esterilización debido a la baja condición corporal, lo traumático de su rescate y el decaimiento, lo que normalmente genera alta mortalidad en los fetos, además estuvo bajo efectos de sedantes. Lo importante es evitarle más desgaste fisiológico a la gatita con una lactancia y poder recuperarla».

Sandra Arango decide adoptarla «me hace muy feliz que nuestra Motorina se encuentre bien. Manifiesto mi intención de adoptarla y que venga a formar parte de esta Familia Con Cola, pues realmente siento una conexión especial con ella», dice. Esta es la cronología de un rescate con un final feliz para la gata y en el que se evidencia que es posible un mundo más amigo de los animales si coordinamos nuestros esfuerzos. También es una muestra de la importancia de esterilizar y de tocar la bocina del auto antes de arrancar, si se sospecha que en el parqueadero habitan perros o gatos. Algunos no corren con la suerte de Motorina.

Búsqueda de mascotas perdidas

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Si se perdió tu mascota y quieres que alguien se encargue del diseño del afiche, su publicación y contactar a quienes llaman, en DOCTOR PULGAS te tenemos la solución. Contamos con varios planes que van desde el diseño del mensaje hasta prestar nuestros números para que te contacten.

Nadie quiere que su perro o su gato se pierda pero igualmente nadie está exento de que esto suceda. Para ello es bueno la placa con el nombre y teléfono de contacto y el microchip. Sin embargo no es suficiente. De modo que en Doctor Pulgas podemos ayudarte a diseñar y publicar estratégicamente el mensaje de búsqueda ya que los primeros días son fundamentales para el éxito de la búsqueda de mascotas.

En Doctor Pulgas diseñamos el afiche, lo imprimimos, lo pegamos (sólo en LLanogrande y municipios cercanos) y si quieres vamos a los medios de comunicación locales a llevar la información. También prestamos nuestros números telefónicos si no quieres participar de las llamadas que suelen aparecer en estos casos y si deseas que un tercero se encargue de verificar la información y coordinar la entrega del perro o gato.

No está de más advertir que DOCTOR PULGAS presta este servicio como medio y no como resultado. Para conocer de primera mano este servicio, visítanos en DOCTOR PULGAS Llanograndeescríbenos un correo electrónico o envíanos un mensaje a través de nuestras redes sociales.

Cachorras cariñosas buscan hogar en Antioquia


Estas cuatro hermosas cachorras rescatadas en Llanogrande, del municipio de Rionegro, buscan hogares para adopción. Al parecer serán de tamaño mediano. Todas son especialmente afectuosas. En este momento se encuentran en la Fundación Cánelot. Las personas interesadas en cambiar sus vidas y las de las cachorras pueden escribirle a su directora al correo electrónico [email protected].